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El Elder Parley P. pratt, uno de los primeros Apóstoles de esta
dispensación y amigo personal del profeta José Smith, dio de el la
siguiente descripción:
"El
presidente José smith era de elevada estatura, bien constituido, de
buena complexion, robusto y ágil; de tez blanca, cabello claro, ojos
azules, poca barba y con un semblante que atraía las miradas
naturalmente sin que uno se cansara de contemplarlo. La expresión de su
rostro siempre era suave, afable, e irradiaba inteligencia y bondad;
poseía también un aire atractivo y jovial, absolutamente libre de toda
restricción o afectacion de gravedad. además, había un algo en su
serena y fija mirada, como si penetrase en los abismo mas profundos del
corazón humano, contemplara la eternidad, penetrara los cielos y
alcanzara todos los mundos.
Poseía
un noble arrojo e independencia de carácter; era desenvuelto y natural;
su reprimenda aterradora como el rugido del león; su benevolencia
ilimitada como el océano; su inteligencia brillante y su oratoria rica
en elocuencia espontánea, no cultivada, ni estudiada, ni pulida por los
estudios, ni refinada por el arte, sino fluyendo con natural sencillez y
sumamente abundante en variedad de temas y expresión. interesaba e
instruía al mismo tiempo que entretenía a su auditorio y nadie que lo
escuchaba se cansaba jamas de oírlo. hubo veces en que retuvo a una
congregacion de ansiosos oyentes durante muchas horas, en medio del
frió, bajo los rayos del son o bajo la lluvia o el viento, haciéndolos
reír en un momento y llorar en el siguiente. Aun sus mas encarnizados
enemigos generalmente quedaban subyugados cuando lograba que le
prestaran atención" [ 1]
Aquellos
que conocían por primera vez al profeta con frecuencia se daban cuenta
de su grandeza. un joven converso, Amasa M. Lyman, relato lo que sintió
cuando se encontró por primera con José Smith:
"Aun
cuando en su apariencia personal no había nada de extraordinario ni
diferente de los demás hombre, cuando me estrecho la mano en esa forma
tan cordial (tan conocida por aquellos que lo han conocido en la sincera
sencillez de la verdad), me sentí como uno de los de la antiguedad en
la presencia del señor, mi fortaleza pareció abandonarme, por lo que
tuve que hacer un gran esfuerzo por mantenerme de pie; pero no sentía
nada de temor, sino que la serenidad y la paz del cielo penetraron en mi
alma y la voz suave del espíritu susurro su testimonio viviente en lo
mas profundo de mi alma, donde ha permanecido desde entonces, de que el
era un hombre de Dios" [ 2]
En
1839, John Reynolds, miembro de la cámara de representantes de los
estados unidos, del estado de Illinois, y ex gobernador de ese estado,
se reunió con José Smith en Washington, D. C., y accedió a presentarlo a
Martín Van Buren, presidente de los estados unidos. Dieciséis años
después de haberse entrevistado con José Smith, Reynolds escribió:
"Nadie puede prever cual sera el destinado de esta secta [La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días]
y seria una blasfemia en este momento comparar a su fundador con el
salvador; pero, sin embargo, podría ser algo real que, en unos mil años,
la reputación y el carácter de José Smith, en calidad de profeta, sea
igual a cualquiera de los profetas que le han precedido" [ 3]
[1] Autobiography of Parley Parker Pratt, Ed. Parley P. Pratt, 1938,
pags. 45-46; véase también "la grandeza de José Smith y sus
extraordinarias visiones", Liahona, Junio de 1974, Pag. 3.
[2] En History of the Church, tomo 1, Pags. 332-333.
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