Por Admin.
Parte 1
Aun
quienes previamente se sintieron prejuiciados en contra de el, muchas
veces cambiaban de parecer después de conocer a José Smith. Su madre,
Lucy Mack Smith, escribió acerca de un suceso así, que ocurrió en Far
West Misuri, en 1838:
"José
se encontraba en casa escribiendo una carta. Yo estaba de pie junto a
la puerta de la habitación en la cual el se encontraba sentado, mientras
dejaba que mi mirada se perdiera por la pradera, vi que una numerosa
compañía de hombres armados se acercaba a la ciudad, pero supuse que se
trataba de [ la milicia local] haciendo maniobras, y no dije nada a
nadie.
De
pronto observe que el grupo principal se detenía, los oficiales
desmontaban y ocho de ellos se dirigían a casa. Pensando que deseaban
algo para beber o comer, acomode algunas sillas para que se sentaran.
Sin embargo, apenas entraron se colocaron en fila, de manera
amenazadora, a través del cuarto, formados como una tropa de soldados.
Cuando les dije que se sentaran, me respondieron: No queremos sentarnos;
hemos venido a matar a Joe Smith y a todos los mormones.
Por que, les dije; ¿Que ha hecho José Smith para que ustedes quieran matarlo?
El
ha matado a siete hombres en el condado de Daviess, contesto el de mas
rango de ellos, y hemos venido a matarlo a el y a toda su Iglesia.
El
no ha estado en el condado de Daviess, le respondí; por lo tanto, el
informe debe ser falso. Además, si ustedes lo vieran, no querrían
matarlo.
No
tenemos ninguna duda de que el informe es perfectamente correcto, dijo
el oficial; lo hemos recibido directamente y tengo la certeza de que es
cierto; y se nos ha enviado a matar el Profeta y a todos los que crean
en el, y juro que voy a cumplir mis ordenes.
Entonces, creo que va a tenerme que matar a mi junto con el resto, les respondí.
Si, así lo haremos, contesto.
Esta
bien, le conteste, pero le ruego que actué como un caballero y lo haga
rápidamente. Pegueme un tiro de muerte, por que de esa forma solo sera
un momento y después seré sumamente feliz . . .
Otra
vez lo mismo, dijo el. Siempre el mismo ruego. Si se le dice a un
mormón que se le va a matar, lo único que se logra es escucharlo decir:
Esta bien, no hay problema. Si me mata, seré feliz. ¡Caray! pareciera
que esa es toda la satisfacción que se obtiene de ellos.
José
Había seguido escribiendo hasta ese momento, pero como había terminado
su carta, vino a pedirme una oblea para sellarla. Al ver que el ya había
terminado, dije: Caballeros, permitanme presentarle a José Smith, el
Profeta. El los miro con una sonrisa agradable y, acercándose a ellos,
les estrecho la mano de una manera que los convenció de que el no era ni
un delincuente culpable ni un cobarde hipócrita. Ellos permanecieron
inmóviles, viéndole, como si hubieran visto un fantasma.
José
se sentó y comienzo a conversar con ellos explicándoles los puntos de
vista y la forma de pensar de la gente a la que llamaban mormones, que
era lo que habían estado haciendo y el tratamiento que habían recibido
de sus enemigos desde el principio. Les dijo que la maldad y las
calumnias los habían perseguido desde que entraron en Misuri, pero que
ellos eran un pueblo que, hasta donde el sabia, jamas había quebrantado
las leyes, que estaban listos para ser juzgados por la ley, y si alguno
de los hermanos de Daviess había hecho alguna cosa contraria a la ley,
ciertamente seria justo pedirles una explicacion, antes de molestar o
asesinar a otras personas que no sabían nada de esos sucesos en Gallatin
[en el Condado de Daviess].
Enseguida
de lo cual, el se levanto y dijo: Madre, creo que me voy a casa. Emma
me debe estar esperando. De inmediato, dos de los hombres se pusieron de
pie de un salto y dijeron: No es conveniente que vaya solo, nosotros
iremos con usted para protegerlo. José les agradeció y partió en su
compañía.
Mientras esperaban que ellos regresaran, los demás oficiales se quedaron en la puerta y escuche que hablaban lo siguiente:
Primer oficial: ¿No sentiste algo extraño cuando Smith te dio la mano? Nunca había sentido nada así en mi vida.
Segundo oficial: Yo me sentí como paralizado. Por nada del mundo podría lastimar ni un solo cabello de ese hombre.
Tercer oficial: Esta es la ultima vez que me agarran tratando de matar a Joe Smith o a los mormones.
Primer
oficial: Creo que va hacer la ultima vez que venga aquí por algo así.
Nunca vi antes a alguien tan inofensivo, de apariencia mas inocente que
este Profeta Mormón.
Segundo
oficial: Esa historia de que el mato a esos hombres es una tremenda
mentira. No hay duda de ello y nosotros que nos metimos en todo esto y
por nada, Es ka ultima vez que me dejo engañar así.
Los
hombres que acompañaron a mi hijo a su casa prometieron disolver la
milicia que estaba bajo su mando y regresar a casa. Ellos dijeron que si
José los llegaba a necesitar, volverían y lo acompañarian donde fuera".
[ 1]
[ 1] History of Jose Smith by his Mother, eds. Scot Facer Proctor y Maurine Jensen Proctor, 1996, Pags. 361-363.
Parte 3
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