"y estad siempre preparados para responder con mansedumbre y reverencia a cada uno que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros".
1 Pedro 3:15

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viernes, 18 de septiembre de 2009

La Verdad Absoluta




Por el Presidente Spencer W. Kimball








Hace algún tiempo el escribí una carta a un incrédulo. Últimamente he estado pensando en muchas de las cosas que decía en aquella carta, y quisiera comparitr con vosotros la esencia de su contenido. Con esta explicación, entenderéis mejor el punto de vista que asumí al escribirla, y el estilo que elegí para expresarme. La carta decía así:
Querido Juan:
La resistencia y los argumentos que esgrimes en contra de las verdades del Evangelio, me han causado grave preocupación.
Comprendo que no puedo convencerte en contra de tu voluntad, pero me consta que puedo ayudarte si me escuchas y me permites llamarte la atención sobre ciertas verdades sobresalientes, y en especial, si escuchas con una oración en tu corazón y con el deseo de saber que lo que te digo es la verdad. No trataría de forzar tus pensamientos ni siquiera aunque pudiera hacerlo, puesto que el libre albedrío es la ley básica de Dios y cada uno de nosotros debe asumir la responsabilidad de sus propias reacciones. Pero, ciertamente, también cada uno de nosotros debe cumplir con su deber de influir para el bien, sobre todos aquellos que necesiten alguna ayuda.
El Señor le dijo a Enoc:
"He allí a tus hermanos; son la obra de mis propias manos, y yo les di su conocimiento el día en que los hice; y en el Jardín de Edén le di al hombre su albedrío." (Moisés 7:32.)
He permanecido despierto muchas horas, y he ofrecido de rodillas muchas oraciones fervientes, con la esperanza de que pueda decirte las palabras exactas y de que tú puedas recibirlas con el mismo espíritu de humildad con que te las ofrezco.
El encontrar la verdad en la vida no se trata simplemente de un asunto de opiniones. Hay verdades absolutas y verdades relativas. Las normas de dietética, o sea, las que se refieren a la nutrición, han cambiado infinidad de veces durante el transcurso de mi vida; muchos otros descubrimientos científicos cambian constantemente. Por mucho tiempo, los científicos enseñaron que la tierra era una nebulosa masa fundida que se había desprendido del sol; más tarde, otros afirmaron que era una bola de polvo que se había solidificado. Muchas son las ideas que se han dado a conocer al mundo, que más tarde han sido cambiadas para adaptarlas al descubrimiento de una nueva verdad.
Hay verdades relativas. Pero también hay verdades absolutas, inalterables, que eran las mismas ayer, lo son hoy y lo serán por siempre. Estas verdades no pueden ser cambiadas de acuerdo con las opiniones de los hombres.
A medida que la ciencia nos ha ido dando más conocimientos sobre el mundo que nos rodea, ciertas ideas vastamente aceptadas por los científicos han tenido que abandonarse en favor de nuevas verdades que se han descubierto; Algunas de ellas se mantuvieron firmes durante muchos síglos. La más sincera investigación científica a menudo sólo llega hasta el umbral de la verdad, mientras que por otra parte existen hechos revelados que nos dan algunas verdades absolutas, como punto de partida para que podamos comenzar a comprender la naturaleza del hombre y el propósito de su vida.
La tierra es esférica. Aunque los cuatro billones de habitantes de este mundo pensaran que es plana, estarían todos en error; esta es una verdad absoluta y no hay discusión en el mundo que pueda cambiarla. Un cuerpo más pesado que el aire no puede mantenerse suspendido por sí mismo, sino que al soltarlo cae hacia la tierra. La ley de gravedad que hace que esto sea así, es una verdad absoluta e inalterable. Las leyes mayores pueden superar a las menores, pero ello no hace variar la innegable verdad de éstas.
Podemos aprender sobre estas verdades absolutas por medio del espíritu. Ellas son "independientes" en su esfera espiritual y deben descubrirse espiritualmente, aunque se puedan confirmar por medio de la experiencia o el intelecto (Véase D. y C. 93:30). El gran profeta Jacob dijo que "el Espíritu habla la verdad ... Por tanto, habla de las cosas como realmente son, y como realmente serán" (Jacob 4:13). Y nosotros necesitamos que se nos enseñe, a fin de poder comprender la vida y quiénes somos.
Dios, nuestro Padre Celestial -Elohim- vive. Esta es una verdad absoluta. Y aunque los cuatro billones de los hijos de los hombres que viven en la tierra lo ignoraran y desconocieran sus atributos y poderes, todavía sería un hecho que El vive. Toda la gente que vive en la tierra podrá negarlo y no creer en El; pero El vive, aun a pesar de ello. Los seres humanos pueden tener sus propias opiniones con respecto a El; pero aún así, Su forma, Sus poderes y atributos no cambian con las opiniones de los hombres. Dios vive. En resumen, una opinión en sí misma no iene poder alguno con respecto a una verdad absoluta.
Jesucristo es el Hijo de Dios, el Todopoderoso, el Creador, el Maestro de la única forma de vida pura que existe: el Evangelio de Jesucristo. El intelectual puede borrarlo de sus razonamientos filosóficos, el incrédulo puede burlarse de Su existencia, pero aún así Cristo vive y guía los destinos de Su pueblo. esta es una verdad absoluta que no puede negarse.
Supongamos que un relojero en suiza reúne los materiales y hace un reloj, que más tarde es encontrado en medio de un desierto de los Estados Unidos. La persona que encuentra el reloj jamás ha estado en Suiza, no conoce al relojero, ni lo ha observado mientras hacía el reloj. Pero el relojero todavía existe, a pesar de aquellos que ignoran su existencia o experiencia. Si el reloj pudiera hablar, quizás hasta dijera: "No hay un relojero". Mas esto no alteraría la verdad de que el relojero existe y lo hizo.
Si las personas son verdaderamente humildes llegarán a comprender que el hombre puede descubrir, pero no crear la verdad.
Los Dioses organizaron la tierra con materiales que ya existían, y sobre los cuales tenían poder y control. Esta es una verdad absoluta. Aunque un millón de personas extremadamente instruidas puedan especular y declarar que la tierra se formó por pura coincidencia, la verdad todavía permanece. La tierra fue hecha por los Dioses, al igual que el reloj fue hecho por el relojero, y las opiniones no pueden hacer variar esta verdad.
Los Dioses formaron al hombre, le dieron vida y lo colocaron sobre la tierra. Esta es una verdad absoluta, que no puede ser refutada con pruebas. Un millón de brillantes intelectos pueden hacer conjeturas contrarias, pero esto seguirá siendo verdad. Habiendo hecho todo eso en favor de los hijos de Su Padre, Cristo preparó un plan para el hombre, un programa completo y positivo por el cual pudiera éste sobreponerse a sus debilidades, conquistarse y perfeccionarse. Repito, estas verdades vitales no son un asunto de opiniones; si lo fueran, la opinión de cada uno de nosotros sería tan valedera o más aún que la de los demás. Estas cosas de que te habló, no son mi opinión, sino que como verdades divinas, son absolutas.
Algún día verás, sentirás y comprenderás, y quizás te reproches por la innecesaria demora y pérdida de tiempo. No tengo la menor duda de que te sucederá; sólo me pregunto cuándo.
Las experiencias en una cosa no nos hace automáticamente expertos en otra. La erudición religiosa sólo puede ser resultado de la rectitud personal y de la revelación. El Señor dijo al profeta José Smith:
"Toda verdad ... queda en libertad de obrar por sí misma en aquella esfera en la que Dios la colocó ..." (D. y C. 93:30.)
Un geólogo que haya descubierto muchas verdades sobre la estructura terrestre, puede ser totalmente indiferente a las verdades que Dios nos ha dado concernientes a la naturaleza eterna de la familia.
Hay algo que quisiera hacerte comprender, algo que me dará una base para continuar: el hombre no puede encontrar a Dios ni conocer sus caminos por medio de meros procesos mentales.
Es necesario ser gobernado por las leyes que controlan el medio que uno está tratando de investigar. Por ejemplo, para ser plomero es necesario estudiar las leyes de la plomería; es preciso conocer los puntos débiles y los fuertes, la temperatura de congelación de cañerias y tubos, los efectos del vapor, el agua caliente, la expansión y contracción de metales, etc. Pero se puede saber mucho sobre plomería, y ser un completo fracaso en la enseñanza de los niños o en el trato con los semejantes. Se puede ser el mejor tenedor de libros del mundo, y no saber absolutamene nada de electricidad. Se puede ser un experto en la compra y venta de inmuebles, pero completamente ignorante respecto a la construcción de puentes. Se puede ser una autoridad en la bomba de hidrógeno, y sin embargo, no saber nada de operaciones bancarias. Se puede ser un renombrado teólogo, y no tener ningún conocimiento sobre la fabricación de relojes. Se puede ser el mismo autor de la ley de la relatividad, y no saber absolutamente nada del Creador, quien ha originado cada ley del universo.
Te repito, esto no es asunto de opiniones. Estas son verdades absolutas, y están al alcance de cada alma humana.
Cualquier persona inteligente puede aprender todo aquello que desee, puede adquirir conocimiento en cualquier materia, aunque le cueste un gran esfuerzo hacerlo. Lleva más de una década llegar a graduarse en la escuela secundaria; en la mayoría de los casos, hay que estudiar por lo menos cuatro años más para lograr un título universitario y muchos años para llegar a ser un gran médico o abogado. ¿Cómo es posible, entonces, que las personas crean que pueden penetrar las más profundas complejidades espirituales, sin pasar por el proceso experimental y analítico necesario, y sin cumplir las leyes que gobiernan ese conocimiento? Resulta absurdo, pero frecuentemente encontramos disertando sobre religión a personas que jamas han tratado de vivir la más sencilla de las leyes de Dios. ¡Cuán ridiculo es que esas personas piensen que puedes bosquejar una línea de conducta para el mundo!
Sin embargo, tenemos a muchos grandes políticos, profesores, financistas que, porque sienten que se han elevado por encima de sus semejanes en su carrera o profesión, creen también que dominan todo otro conocimiento.
Es imposible para el hombre llegar a conocer a Dios o comprender su obra, sin obedecer las leyes que lo gobiernan a El y dirigen su obra. El reino espiritual, que es tan absoluto y real como el material, no puede comprenderse por medio de las leyes físicas. Tú no podrías aprender a fabricar generadores electrónicos en un seminario religioso; tampoco podrías aprender verdades espirituales en un laboratorio de física, sino que es necesario que vayas a un laboratorio espiritual, hagas uso de todos los instrumentos que estén

miércoles, 16 de septiembre de 2009

... Y se dirá de mí: Fue asesinado a sangre fría

Por Luis V. y Cleria A. Espinoza










La escena es trágica; la fecha, 27 de junio de 1844; la ocasión, la muerte del profeta José Smith; el lugar, la cárcel de carthage, Estado de Illinois.

En este año de 1980 se cumplirán 136 años desde que esto ocurriera en aquella nefasta tarde de verano ...* "José saltó por la ventana, y al intentarlo fue muerto a balazos- Cayó exclamando: '¡Oh, Señor, Dios mío!' " (1)
En esta forma, José y su hermano, Hyrum smith, fueron acribillados a balazos para sellar el testimonio de la palabra divina, muriendo lejos de su familia, acosados por lobos en busca de sangre. Caro se pagó el testimonio que ha quedado como un sello sobre la historia de la humanidad.
El propósito de este articulo es poder presentar un detalle cronológico de las horas anteriores a su muerte, los eventos que condujeron a la brutal acción del día 27 de junio de 1844. Estos ocurrieron en el siguiente orden:
Sábado 22 de junio de 1844, hora 21:00. Hyrum salió de la "Mansión" y le extendió la mano a Reynolds Cahoon diciendo al mismo tiempo: "Un grupo de hombres anda buscando a mi hermano José para matarlo y el señor lo ha amonestado para huir a las Montañas Rocosas para salvar su vida ... " (2) A los pocos minutos salió José Smith cubriéndose la cara con un pañuelo para contener las lágrimas ... salió en silencio en medio de la noche ...
Aproximadamente a las 2 de la mañana, Orrin P. Rockwell llevó a los dos hermanos y a Williard Richards al otro lado del río.
"Orrin P. Rockwell remaba el pequeño bote, el cual hacía agua, de modo que mantenía a José, Hyrum y al doctor Richards ocupados tratando de sacar el agua con sus botas y zapatos para impedir que se hundiera ... " (3)
Con el viento de la noche, que parecía que en cualquier momento los haría naufragar, llegaron a Montrose en la otra orilla del Mississipi.

Domingo 23 temprano por a mañana. Alcanzaron la orilla opuesta a la madrugada, y mientras el Profeta y sus compañeros esperaban, Orrin P. Rockwell volvió a Nauvoo "con instrucciones de conseguir caballos y pasarlos secretamente al otro lado del río la noche siguiente, y que estuviese listo para emprender el viaje hacia el Gran Valle en las Montañas Rocosas". (4)
Hora 10:00. La ciudad de Nauvoo se enfrentó a una patrulla que buscaba a José y que decía que si "no les entregaban a José y su hermano Hyrum, el gobernador Ford estaba resuelto a enviar sus tropas a la ciudad y dejarlas ahí hasta encontrarlos, aunque tuvieran que permanecer 3 año". (5)

Hora 13:00. Emma envió a Orrin P. Rockwell para suplicarle al profeta que volviera. Lo acompañaba Reynold Cahoon con una carta en la que ella le rogaba la misma cosa. "Al llegar Cahoon informó a José de lo que las tropas intentaban hacer y le urgió que se entregara, ya que el gobernador había dado su palabra de que lo protegería mientras él pasara por un juicio legal". (6)
En esos momentos críticos, algunos de sus propios amigos fueron quienes comenzaron a acusarlo de cobardía, diciendo que dejaría al rebaño como un falso profeta, a lo que él replicó: "Si mi vida no tiene valor para mis amigos, ningún valor tiene tampoco para mí". (7)
De este modo, después de consultar con Rockwell y su hermano Hyrum, volvieron a Nauvoo "con la convicción en su alma de que serían asesinados". (8)
Hora 14:00. Hyrum y José escribieron una carta al gobernador Thomas Ford explicándole que estaban dispuestos a entregarse a la milicia, esperando que se respetara su vida y la de sus amigos. En su Último párrafo la carta dice: "Nosotros nos uniremos a la patrulla ... cerca de Mounda a las dos, mañana por la tarde ... Esperamos llevar nuestros testigos, para que de este modo no se detenga el proceso, aun que necesitamos tiempo para la defensa". (9)
Hora 16:00. José, Hyrum, el doctor Richards y otros emprendieron el regreso. Mientras caminaban hacia el río, José y Orrin P. Rockwell se quedaron atrás. Los otros les gritaron que se apuraran a lo que José Respondió: "No hay razón de apurarse, vamos allá para ser sacrificados". (10) Durante el viaje expresó continuamente el deseo de volver y hablar una vez a los Santos. Rockwell se ofreció a reunirlos a todos, pero él al final no lo hizo.
Hora 17:30. Todos volvieron a cruzar el río. "Cuando llegaron a la Mansión en Nauvoo, la familia lo rodeó y él permaneció con ellos, descarando la idea de predicar una vez más a los Santos". (11)
Hora 21:00. La carta llegó a manos del gobernador Ford, entregada por Theodore Turley y élder Jedediah M. Grant. Primeramente el gobernador había accedido a la posibilidad de una escolta para los presos, pero influenciado por los señores Skinner, Law y Higbee, desistió. Luego, impidiendo que los mensajeros se quedarán en Carthage, los envió de regreso a Nauvoo, con órdenes, de que el Profeta volviera al día siguiente y se presentara a las 10 de la mañana sin la compañía de un escolta y que si él no se entregaba la ciudad de Nauvoo sería "Destruida con los hombres, mujeres y niños que hubiera en ella". (12)

Lunes 24 de junio, hora 4:00. Regresaron a Nauvoo los señores Turley y Grant con el mensaje del gobernador a José Smith. Esa misma mañana se hicieron los arreglos para salir para Carthage.
Hora 6:30. Comenzó la cabalgata hacia Carthage. El grupo estaba compuesto de "Willard Richards, Dan Jones, Henry G. Sherwood, Alfred Randall, James Davis, Cyrus H. Wheelock y varios hermanos junto con A. C. Hodge como abogado ... " (13)
B. H. Roberts hace el siguiente relato de la mañana del 24 de junio al salir de Nauvoo: " ... el presidente Smih y varios miembros del ayuntamiento, acompañados de varios amigos, salieron para Carthage ... al pasar frente al templo el grupo se detuvo y el profeta, mirando con admiración el edificio y sus alrededores, dijo: 'No hay lugar más hermoso, ni mejor gente bajo los cielos: poco saben de las pruebas que les esperan' ". (14)
Hora 9:50. El grupo llega a la granja de Albert G. Fellows a unas cuatro millas de Carthage "donde los esperaba el capitán Dunn con una compañía de sesenta milicianos montados a caballo. Entraron a la casa de Fellows, donde Dunn presentó a José Smith la orden de confiscar las armas de la Legión de Nauvoo, la que José Smith visó inmediatamente. Fue en esa oportunidad en que José Smith exclamó la frase profética: 'Voy como cordero al matadero, pero me siento tan tranquilo como una mañana veraniega. Mi conciencia está libre de ofensas contra Dios y contra todo hombre ... Moriré inocente, y todavía se dirá de mí: Fue asesinado a sangre fría' ". (15)
El profeta regresó a Nauvoo para ayudar a recoger las armas, lo cual se hizo sin mayor incidente, auque algunos santos se mostraron un poco reacios a hacerlo. De este modo, quedaban sin defensa. Las armas fueron llevadas al Templo Masónico, donde fueron arrumbadas. El capitán Dunn agradeció la prontitud con el que el proceso se llevó a cabo, y les aseguró que si continuaban comportándose como gente pacífica, serían protegidos.
Hora 18:00. Las armas ya habían sido recogidas y el grupo estaba listo para continuar hacia Carhage. Durante este tiempo el Profeta volvió para despedirse dos veces de su familia. Al pasar frente al Templo Masónico José saludo a un grupo de personas agitando el sombrero: "Señores, si no vuelvo, cuídense; voy como cordero al matadero". (16)
Hora 21:00. Los del grupo llegaron a la casa de fellows por segunda vez y allí se detuvieron para tomar unos refrescos.
Hora 23:55. El capitán Dunn regresó junto al grupo de milicianos después de recolectar las armas y volvieron para escoltar a José Smith y sus compañeros dirigiéndose a la taberna de hamilton. "Mientras pasaban la plaza pública muchas de las tropas, especialmente los Carthage Greys, expresaron vituperios que hicieron eco en los oídos del gobernador y cientos de otras personas: '¿Dónde está el maldito profeta?', '¡Maldito, José, ahora te tenemos en nuestras manos!' ". (17)

"Al oír estas amenazas, el gobernador Ford se asomó a una ventana y dijo: 'Sé que estáis ansiosos de ver al Sr. Smith, cosa que es muy natural; pero ya es demasiado tarde esta noche para que tengáis esa oportunidad. Sin embargo, señores, os aseguro que tendréis ese privilegio mañana por la mañana' ... con un desganado 'Viva Thomas Ford', se dispersaron". (18)
Es interesante notar que en el Hotel Hamilton donde se alojó el profeta, también se alojaban los apóstatas Joseph H. Jackson, los hermanos Law, los hermanos Foster y los Higbee. (19)

Martes 25 de junio, muy temprano por la mañana: "los prisioneros voluntariamente se entregaron en manos de BettisWorth el alguacil. Una vez más el gobernador Ford aseguró a los prisioneros que sus vidas serían respetadas". (20)

Hora 8:00. El alguacil BettisWorth arrestó a José y Hyrum Smith acusándolos de "traición" contra el Estado de Illinois. (21)
Hora 8:30. El gobernador Thomas Ford ordenó a la milicia que se formara "en cuadro frente a la Corte, dejando así un hueco en el centro. Después que lo hicieron, puso una mesa y parándose en ella lanzó un discurso en la manera más difamatoria, en contra de José y Hyrum Smith". (22)
Hora 9:15. "El gobernador entró e invitó a José a caminar entre la tropa, José le solicitó unos momentos para una conversación en privado, la cual él rehusó". (23) Entonces, juntos pasaron entre la tropa.
Hora 10:30. "A José Smith le llega la noticia de que los Carthage Greys se habían sublevado. José pidió a sus amigos que permanecieran en sus cuartos en el hotel." (24)
Hora 10:50. Pareció haber vuelto la tranquilidad entre los Carthage Greys.
Hora 12:48. Se le informó a José que los Law, los Higbee, los Foster y otros iban camino a Nauvoo para saquear la ciudad.
Hora 13:30. "Después de la comida, Mark Aldrich, de Warsaw fue a visitar a José." (25)

Hora 14:30. El gobernador le comunicó que había ordenado al capitán Singleton y a una compañia de hombres del condado McDonough, marchar a Nauvoo para cooperar con la policía a fin de mantener la tranquilidad.
El profeta escribió una carta a su esposa Emma para comunicarle que se había entrevistado con el gobernador Ford y que él y su hermano Hyrum habían sido arrestados por traición.

Hora 15:00. Hacia el final de la carta a Emma el profeta escribió: "El gobernador ha accedido a marchar con su ejército a Nauvoo y yo iré con él". (26) El gobernador le dio su palabra de honor que lo llevaría con él cuando fuera, sin embargo no cumplió su promesa.

Hora 15:48. "Se le informa a José Smith que William y Wilson Law, Robert D. Foster, Chauncey L. Higbee y Francis M. Higbee habían dicho: 'Si la ley no les hace nada, será necesario recurrir a las balas y la pólvora' ". (27)

Hora 18:30. Dan Jones oyó a los líderes del populacho diciendo que "después de tantas dificultades y problemas, y después de todos los esfuerzos que habían hecho por llevar a José Smith a Carthage, no lo dejarían salir de allí con vida". (28)

Alrededor de las 19:30. "El Dr. Levi Richards y la mayoría de los hermanos, Después de haber firmado los bonos de fianza, salieron para Nauvoo en el momento en que José y Hyrum entraban para hablar con el gobernador, quien les había dado audiencia. Después de unos minutos de conversación, el gobernador salió para ordenar al capitán de la guardia que diera algunos pases a los hermanos". (29)
Hora 20:00. Apareció el alguacil BettisWorth e insistió en que los presos fueran para la cárcel. José le exigió que le mostrara la orden de detención, a lo que el alguacil rehusó. Los abogados Wood y Reid insistían en que los presos tenían derecho de presentarse ante un juez; en esos momentos, para sorpresa de los presentes, el alguacil mostró la orden de arresto. El documento era ilegal, pero el gobernador Ford se negó a intervenir.

Finalmente, los presos fueron conducidos a la cárcel de Carthage por el capitán Dunn. Acompañaban a José, su hermano Hyrum, Willard Richards, John Taylor, John P. Greeve, Stephen Markham, Dan Jones, John Fullmer, el doctor Soutwick y Lorenzo D. Warson. Al llegar a la cárcel fueron recibidos por el carcelero George W. Stigall. Allí durmieron, en el suelo de la cárcel, desde las 23:30 hasta las 6:00 de la mañana del 26 de junio. (30)
Miércoles 26 de junio. En el día se hicieron diversas gestiones legales, con el propósito de obtener la libertad de los presos.
26 de junio por la noche. "El disparo de un fusil hizo que José abandonara la cama y se acostara en el suelo, en medio de Dan Jones y John S. Fullmer; luego, extendiendo el brazo derecho, le dijo al hermano Fullmer: 'Recueste la cabeza sobre mi brazo para que le sirva de almohada, hermano John'. Entonces se puso a conversar con él sobre varios asuntos y expresó el presentimiento que había que había tenido desde el principio, de que estaba a punto de morir. 'Quisiera ver de nuevo a mi familia', dijo. 'Ojala pudiese predicar a los miembros en Nauvoo una vez más'. El hermano Fullmer trató de alentarlo diciendo que tendría ese privilegio muchas veces". (31)
Jueves 27 de junio, hora 5:00. A esta temprana hora de la mañana llegaron John P. Greene y William W. Phelps a la cárcel, mientras iban camino a Nauvoo.
Hora 5:30. Se levantaron. José le pidió a Dan Jones que bajara y le preguntara al guardia cuál era la razón de los disturbios durante la noche, a lo que el guardia respondió con insultos y amenazas de muerte para el profeta y sus seguidores. (32)

Hora 7:00. José, Hyrum, el doctor Richards, Stephen Markham y John S. Fullmer desayunaron juntos. La mañana estaba lluviosa. A eso de las ocho, Cyrus Wheelock entró en la cárcel para visitar al profeta; llevaba una pistola y como no lo revisaron con cuidado, se la pasó a Hyrum. (33)
Hora 8:20. José escribió una carta a su esposa, Emma. (34)
Hora 8:30. John S. Fullmer regresó a la cárcel. (35)

Antes del mediodía. El gobernador Ford partió para Nauvoo, dejando a los enemigos de José Smith montando guardia en la cárcel. (36)
Hora 11:30. A. W. Babbit llegó a la cárcel portando una carta de Oliverio Cowdery. (37)

José, Hyrum y Willard Richard almorzaron en su cuarto, mientras Taylor y Markham comieron en la planta baja. (38)

Hora 13:30. EL doctor Richards se enfermó del estómago, razón por la cual José pidió al hermano Markham que fuera en busca de una medicina. Cuando iba de regreso, un hombre de apellido Stewart le gritó : "Viejo, tienes que irte del pueblo dentro de cinco minutos", a los que Markham contestó: "No lo haré". "Una compañia de hombres de la milicia de Carthage Greys lo rodeó, lo montaron en su caballo y lo forzaron a salir de la ciudad a punta de bayoneta". (39)

Hora 15:15. A pedido del Profeta, John Taylor cantó la canción "El caminante experimentado en pesares". (40)
Hora 16:00. Se hizo el cambio de la guardia; quedaron sólo ocho guardias vigilando. (41)

Hora 16:15. José Smith comenzó a conversar con el guardia sobre sus perseguidores. (42)
A partir de la hora 17:00. EL carcelero Stigall volvió a la cárcel diciendo que Stephen Markham había sido rodeado por una chusma y expulsado de la ciudad y que iba en dirección a Nauvoo. Luego les pidió a los prisioneros que se trasladaran a la celda de la planta baja. Cuando el carcelero salió, José se volvió hacia el doctor Richards y le preguntó: "Si nosotros entramos en la celda, ¿entrará usted con nosotros?" El doctor le respondió: "Hermano José, usted no tuvo que pedirme que cruzara el río para acompañarlo, no tuvo que pedirme que viniera a Carthage, no tuvo que pedirme que viniera a la cárcel con ustedes ... ¿cree usted que les abandonaría ahora?"

"Poco después de las cinco se oyó un ruido en la puerta de la prisión, junto con un grito de 'ríndanse' y los disparos de tres o cuatro armas de fuego. El Dr. Richards miró por la ventana y vió a unos cien hombres armados alrededor de la puerta, muchos de los cuales se habían pintado la cara de negro. Se dice que los guardias asestaron sus fusiles y ruidosamente amenazaron a los de la turba", aunque todo lo que hicieron fue disparar al aire.
"El populacho rodeó el edificio, y algunos, empujando a un lado a los guardias, ascendieron a escalera, forzaron la puerta e iniciaron su obra asesina, mientras otros disparaban por las ventanas. José, Hyrum y el hermano Taylor se habían quitado el saco. El profeta corrió hacia su ropa por una pistola seis cañones que Cyrus Wheelock le había proporcionado, y Hyrum recogió una pistola de un cañon que había dejado John S. Fullmer. Entonces se echaron contra la puerta, el hermano Taylor con un pesado bastón de Stephen Markham y el Dr. Richards con el del hermano Taylor.
En ese instante se disparó un balazo desde la escalera y José Smith, John Taylor y Willard Richards se lanzaron hacia el lado izquierdo de la puerta e intentaron batir a un lado las armas de los rufianes. Hyrum Smith retrocedió frente a la puerta, y en el acto de estar disparando su pistola, lo hirió una bala en el lado izquierdo de la nariz. Cayó de espaldas, exclamando: 'Soy hombre muerto'. Al caer al piso recibió en el costado izquierdo otra bala que venía de afuera, y con tanta fuerza que le hizo pedazos el reloj que llevaba en el bolsillo del chaleco. Al mismo tiempo otra bala, tras de rozarle el pecho, le pasó por la garganta y le penetró en la cabeza, mientras otra lo hirió en la pierna. Una lluvia de balas entraba en el cuarto. José extendió la mano alrededor del marco de la puerta y vació su pistola en el pasillo, auque algunos de los cañones no dispararon, mientras que los hermanos Taylor y Richards continuaban dando de golpes a los fusiles que introducían por la puerta.
Cuando cayó Hrum, el profeta exclamó: '¡Oh, querido hermano Hyrum!' Entonces, viendo que no había manera de escapar dentro del cuarto, e indudablemente pensando en salvar a sus otros compañeros, retrocedió con toda calma de la puerta, dejó caer la pistola al piso y saltó hacia la ventana. Dos balas lo hirieron desde la puerta, y otra disparada de afuera, hizo blanco en el lado derecho del pecho. Cayó hacia afuera en las manos de sus asesinos, exclamando: 'Oh Señor, Dios mío'." (44)
Samuel Smith, hermano del profeta entró en Nauvoo justo a tiempo para ver la procesión que llevaba los cuerpos de los mártires. El doctor Richards la conducía y una multitud de una diez mil personas se había reunido para recibirlos. Hombres y mujeres lloraban.
"Allen Stout, escribió en su diario la emoción de aquel día: 'Sus cuerpos inertes fueron traídos a Nauvoo, donde pude contemplar sus figuras reposando en los brazos de la muerte, lo que me dio un sentimiento que no puedo describir ... " (45)
Así se sentían también los demás sanos de Nauvoo. La atrocidad había sido consumada. El dolor traspasaba a amigos y familiares.
"Sus cuerpos fueron preparados por el hermano Willard Richards y un tal señor Hamilton ... también estaban allí Samuel H. Smith y 8 miembros de la milicia. Después que los cadáveres fueron lavados y vestidos con la ropa para enterralos, se nos permitió verlos ... pero cuando entré al cuarto, vi a mis hijos asesinados, tendidos ante mis ojos, y oí lños lamentos y sollozos de mis familiares y las voces de esposas, hijos y hermanos exclamando: ¡Esposo mío! ¡Padre! ¡Hermanos!, no lo pude soportar y retrocedí exclamando al Señor en la agonía de mi alma: '¡Dios mío, Dios mío, por qué has abandonado a esta familia!' Oí entonces una voz que me dijo: 'Los he conducido junto a mí para que puedan descansar'." (46)
Estas son las dolorosas palabras de Lucy Mack Smith, madre del profeta mártir.
El 29 de junio, los cuerpos se tuvieron en la Mansión de Nauvoo donde gran cantidad de personas desfilaron para verlos, desde las ocho de la mañana hasta las cinco de la tarde. "A esa hora las puertas se cerraron, los ataúdes con los cuerpos fueron sacados de las cajas externas y estás se llenaron con arena y se condujeron al cementerio, donde fueron depositadas con la ceremonia de costumbre en todo entierro. Al rededor de la medianoche, los cuerpos fueron llevados por unos pocos amigos de confianza y sepultados en el subsuelo de lo que entonces era la Mansión de Nauvoo. Allí permanecieron hasta el otoño, cuando fueron sacados a petición de Emma Smith, la esposa del Profeta y llevados a un lugar que miraba hacía el Mississippi, cerca de la Mansión de Nauvoo, y allí, juntos yacen los hermanos mártires que, 'en vida no fueron divididos, en la muerte no fueron separados' (véase D. y C. 135:3)." (47)
---------------------------------------------------------------Video: Tributo a José Smith: el Profeta de la Restauración.
BIBLIOGRAFIA
(1) D. y C. 135:1
(2) Elementos de la historia de la Iglesia (EHI), pág. 394
(3) EHI, pág. 394
(4) EHI, pág. 394
(5) EHI, pág. 395
(6) History of the Church (HCh), vol. 6, pág. 549
(7) HCh, vol. 6, pág. 549
(8) Comprehensive History of the Church (CHCh), vol. 2, pág. 247
(9) HCh, vol. 6, pág. 550
(10) HCh, vol. 6, pág. 551
(11) HCh, vol. 6, pág. 552
(12) HCh, vol. 6, pág. 552
(13) HCh, vol. 6, pág. 554
(14) EHI, págs. 395-396
(15) EHI, págs. 396-397. Véase también D. y C. 135:4
(16) HCh, vol. 6, pág. 558
(17) HCh, vol. 6, pág. 559
(18) EHI, pág. 397
(19) EHI, pág. 397
(20) EHI, pág. 397
(21) EHI, pág. 397
(22) EHI, pág. 398
(23) EHI, pág. 398
(24) HCh, vol. 6, pág. 564
(25) HCh, vol. 6, pág. 565
(26) HCh, vol. 6, pág. 566
(27) HCh, vol. 6, pág. 566
(28) HCh, vol. 6, pág. 568
(29) HCh, vol. 6, pág. 569
(30) EHI, págs. 398-400
(31) EHI, págs. 401-402
(32) EHI, pág. 402
(33) HCh, vol. 6, pág. 602
(34) HCh, vol. 6, págs. 604-607
(35) HCh, vol. 6, pág. 604
(36) EHI, pág. 403
(37) HCh, vol. 6, pág. 606
(38) HCh, vol. 6, pág. 613
(39) HCh, vol. 6, pág. 614
(40) EHI, pág. 403
(41) EHI, pág. 403
(42) HCh, vol. 6, pág. 615
(43) HCh, vol. 6, pág. 616
(44) EHI, págs. 404-405
(45) Orrin Porter Rockwell, Man of god, son of thunder, por Harold Schindler, University of Utah Press, SLC, 1966. págs. 136-137. Véase ambién EHI, Pág. 406.
(46) History of Joseph Smith, por Lucy M. Smith, Bookcraft, SLC, 1958. pág. 324.
(47) CHCh, vol. 2, pág. 293; véase también EHI, pág. 406.

lunes, 14 de septiembre de 2009

De crítico a converso

Por Joseph W. Darling

Mi primer contacto con La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días fue cuando conocí a una joven en un baile de un sábado por la tarde en Belfast, Irlanda del Norte. Quedamos en vernos al día siguiente, domingo, y así asistí a mi primera reunión en la Iglesia. Dada la enseñanza religiosa que recibí desde niño, además de mis actividades en dos religiones protestantes, no me dejé impresionar por los Santos de los Últimos Días.
Más aún, cuando los élderes hacían reuniones públicas en la calle, en la forma más amistosa trataba de desconcertarlos argumentando la veracidad de que José Smith hubiera sido un profeta. Seguramente por el interés que había despertado en mí la joven que había conocido, seguí asistiendo a las reuniones religiosas y sociales de la Iglesia,pero seguí oponiéndome a la idea de que José Smith hubiera recibido autoridad divina.
¡Y luego sucedió lo inevitable! Una tarde, en la reunión sacramental, se llamó a un joven misionero que acababa de llegar al campo misional esa misma mañana, para que diera su testimonio. Se veía un poco desaliñado y cansado por el viaje. Habló en ingles con acento alemán, y mientras se paraba para dar su testimonio pensé que era el peor embajador que la Iglesia podría haber llamado.
Simplemente y con mucha humildad narró la historia de josé smith y a medida que las lágrimas corrían por sus mejillas, sin sentir la más mínima vergüenza le creí, mientras mis lágrimas se unían a las de él. Poco tiempo después me bautizaba en Helens Bay, en Belfast.

(Tomado de la Liahona de octubre 1982)