"y estad siempre preparados para responder con mansedumbre y reverencia a cada uno que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros".
1 Pedro 3:15

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jueves, 5 de septiembre de 2013

Sellar el testimonio: D. y C. 32 (Jose Smith)


Por Ted L. Gibbons

INTRODUCCIÓN

Consideremos los siguientes nombres: Juan el bautista, más de 1,000 anti-nefi-lehítas, Abinadí, José Smith. ¿Qué tienen en común? Todos ellos fueron mártires debido a su compromiso con la verdad. ¿Pueden identificar a otras personas que hayan pasado por lo mismo, ya sea en las escrituras o en la historia de la iglesia? (Las respuestas podrían incluir a Abel [Moisés 5:32], Zacarías [el padre de Juan el bautista, Mateo 23:35], Esteban [Hechos 7:56-60], Santiago [el hermano de Juan, Hechos 12:2], Hyrum Smith [D y C 135:1], etc.). De acuerdo a D y C 135:3, ¿cuál es la razón por la que muchos de los ungidos del Señor mueren a manos de sus enemigos? (ver también D y C 135:5-6).

1 – JOSÉ SMITH SELLÓ SU MISIÓN Y SUS OBRAS EL DÍA 27 DE JUNIO DE 1844

Fijémonos en D y C 135. ¿Cuáles fueron las razones del martirio del profeta José Smith?

Sellar el testimonio de Doctrina y Convenios y del Libro de Mormón (vers. 1)
Sellar su misión y sus obras (vers. 3)
Para su gloria (vers. 6)
Su sangre inocente derramada en la cárcel de Carthage es un sello fijado al Mormonismo que ninguna corte de la tierra puede rechazar (vers. 7)
Su sangre inocente es un embajador de la religión de Jesucristo, que tocará los corazones de los hombres honestos en todas las naciones (vers. 7)

D y C 136 sugiere otras dos razones:

Era necesario que él sellara su testimonio con su sangre para que se le honrara (vers. 39)
Era necesario que él sellara su testimonio con su sangre para que los inicuos fueran condenados (vers. 39)

Fue a causa de traidores y de hombres inicuos que José y Hyrum Smith fueron confinados en la cárcel de Carthage. Ese grupo incluía tanto a anti-mormones como a ex-mormones que habían apostatado, incluso algunos que habían tenido posiciones de liderazgo dentro de la iglesia. Durante el año 1843 y la primera parte de 1844, la animosidad que se sentía hacia los miembros de la iglesia en Illinois y contra su profeta y líder continuaba en aumento. El presidente John Taylor se refirió al asunto con estas palabras:

Esta conglomeración de mormones apóstatas, de fanáticos – tanto religiosos como políticos – y de tramposos, todos unieron sus fuerzas en contra de los mormones, y se organizaron bajo el nombre de “anti-mormones”. El grupo llevó a cabo varias reuniones públicas con gran concurrencia en la que se tomaron decisiones de lo más violentas e infamatorias que se puedan imaginar, amenazando de expulsar y exterminar a los mormones del estado, y al mismo tiempo acusándolos de todos los males que se puedan encontrar en el vocabulario del crimen.  (Tomado del relato de John Taylor sobre el martirio, publicado en la introducción del libro Sgt. Daniel Tyler, A Concise History of the Mormon Battalion, [Chicago: Rio Grande Press, 1964], pp. 1-4)

A medida que las hostilidades en los alrededores de Nauvoo se incrementaban, los enemigos de José tomaron la decisión de publicar un periódico con contenidos anti-mormones. Como resultado de las ediciones subsiguientes de Nauvoo Expositor, junto con la supresión del mismo por parte de las autoridades locales, José y Hyrum Smith, junto con otros miembros del consejo de la ciudad de Nauvoo fueron arrestados y se les requirió ir a Carthage, Illinois (cabeza del condado), para responder por los cargos. Mientras se encontraban allí, los cargos fueron cambiados y se los obligó a permanecer en la cárcel en esa ciudad. Fue durante esos días que ocurrió el martirio en la cárcel del lugar. ¿Qué evidencia hay de que José sabía que su martirio ocurriría en Carthage? (ver D y C 135:4)

En los primeros días de la restauración, José había sido advertido por el Señor en cuanto a lo que el futuro le depararía. En marzo de 1829, el Señor le había dado el siguiente consejo:

…que seas firme en guardar los mandamientos que te he dado; y si haces esto, he aquí, te concedo la vida eterna, aun cuando te quiten la vida. (D y C 5:22)

El mes siguiente el Señor le dijo al profeta:

Y aun cuando hicieren con vosotros lo que hicieron conmigo, benditos sois, porque moraréis conmigo en gloria. (D y C 6:30)

Aun enfrentándose a la perspectiva de una muerte violenta, José tenía una promesa a la cual aferrarse:

Por tanto, persevera en tu camino, y el sacerdocio quedará contigo; porque los límites de ellos están señalados, y no los pueden traspasar. Tus días son conocidos y tus años no serán acortados; no temas, pues, lo que pueda hacer el hombre, porque Dios estará contigo para siempre jamás. (D y C 122:9)

Volvamos a la sección 135 de Doctrina y Convenios, y observemos los versículos 1 y 2. ¿Cuál fue la fecha en la que ocurrió el martirio? ¿Cuántas personas componían el populacho que atacó la cárcel ese día? ¿Cuántas veces dispararon en contra de José y de Hyrum? ¿Qué otras personas se encontraban con José y Hyrum cuando sucedió el ataque? ¿Cuántas balas recibió John Taylor? ¿Qué le sucedió a Willard Richards durante el episodio?

El siguiente relato fue escrito por Willard Richards bajo el título “Dos minutos en la cárcel”, y relata los eventos que ocurrieron al llegar el populacho a la cárcel cerca de las 5 pm del día 27 de junio de 1844.

DOS MINUTOS EN LA CÁRCEL

Un diluvio de balas de mosquete fueron disparadas en la escalera contra la puerta de la cárcel en el segundo piso, seguido de un tropel. Mientras que los generales José e Hyrum Smith estaban hacia atrás del aposento, el señor Taylor y yo estábamos en frente, cerrando la puerta de nuestra alcoba contra la entrada en la cabecera de las escaleras y nos colocamos contra ella puesto que no había ninguna cerradura en la puerta ni pestillo que servía. La puerta era un panel común y tan pronto como escuchamos los pasos en la cabecera de las escaleras, una bala pasó por la puerta que pasó entre nosotros, lo cual nos demostró que nuestros enemigos eran criminales y que debíamos cambiar nuestra posición. El general José Smith, el señor Taylor y yo saltamos hacia atrás de la parte delantera del aposento, mientras que el general Hyrum Smith se retiró sesenta grados del aposento para estar directamente en frente de la puerta. Una bala que pasaba por la puerta le pegó a Hyrum por el lado de su nariz para hacerlo caer hacia atrás sin mover los pies. Por los huecos en su chaleco (hacía calor en aquel día así que nadie llevaba chaqueta menos yo), en sus pantalones, ropa interior y camisa, es probable que se disparó una bala desde afuera, por la ventana, la cual entró por su espalda a la derecha y pasando por su cuerpo alojándose en su reloj de bolsillo para pulverizar completamente el cristal y la cara, arrancando las manecillas y aplastando todo el cuerpo del reloj, en el mismo instante que la bala desde la puerta entró en su nariz. Al golpearse contra el suelo él exclamó enfáticamente; “Soy un hombre muerto.” José lo miró, y respondió, ¡Cielos! Hermano Hyrum;” y al abrir la puerta dos o tres pulgadas con su mano izquierda, descargó una pistola de “seis calibres” al azar en la entrada desde donde la bala había sido disparada al pecho de Hyrum, la cual entró en su garganta, siguió hasta su cabeza, mientras otros mosquetes apuntaban hacia él y algunas balas le pegaron. José seguía disparando su revolver por el espacio entreabierto de la puerta, perdiendo tres cañones, mientras el señor Taylor con un bastón estaba a su lado, golpeando las bayonetas y los mosquetes que constantemente disparaban por la puerta. Mientras tanto yo estaba a su lado, listo para ayudarle con otro palo pero no podía entrar dentro de una distancia para atacar sin estar expuesto directamente a las puntas de las armas. Cuando el revólver paró de funcionar, no nos quedaban más armas de fuego, y nosotros anticipando un tropel inmediato de la chusma pues la entrada de la puerta estaba repleta de mosquetes—ya casi hacia la mitad del cuarto, y sin dejarnos ninguna esperanza salvo una muerte instantánea, el señor Taylor corrió hasta la ventana, la cual se encontraba a unos quince o veinte pies desde el suelo. Cuando su cuerpo estaba casi en balance, una bala proveniente de la puerta entró en su pierna, mientras otra desde afuera le pegó en su reloj, como una palanca, en el bolsillo de su chaleco cerca del pecho izquierdo, dejando las manecillas paradas a las 5 horas, 16 minutos y 26 segundos—la fuerza de la bala lo tiró de espaldas al piso rodando debajo de la cama que estaba a su lado, donde yacía sin moción mientras la chusma le disparaba desde la puerta, y un disparo cortó un pedazo de carne de su cadera izquierda tan grande como la mano de un hombre. Solamente les detenía mis esfuerzos para bajar sus mosquetes con un palo mientras seguían alcanzando sus armas en el piso, probablemente con la mano izquierda, apuntando sus descargas alrededor del rincón de refugio donde eludíamos las balas. Mientras yo comenzaba de nuevo el ataque con mi palo, José como último recurso intentó saltar de la misma ventana de donde el señor Taylor se había caído, en su intento dos balas le penetraron desde la puerta, una entrando en su pecho derecho desde afuera, y él cayó hacia fuera exclamando, “¡O Señor mi Dios!” Mientras sus pies salían de la ventana, por mi cabeza pasaban las balas silbando por todos lados. El cayó en su costado y era hombre muerto. En este instante se escuchó un grito: “Se ha lanzado de la ventana” y la chusma sobre las escaleras y la entrada se retiró. Yo me aparté de la ventana pensando que no había necesidad de lanzarme sobre cien bayonetas en ese momento alrededor del cuerpo del general Smith. Sin quedar satisfecho con esto, otra vez saqué la cabeza por la ventana y miré por algunos segundos para ver si había señales de vida sin importarme mi propia vida. Decidido a ver el final de aquel a quien yo había amado, viendo que había muerto y que cien hombres satisfechos estaban cerca de su cuerpo y muchos más pasando por la esquina de la cárcel, y esperando un regreso a nuestra alcoba yo corrí hacia la puerta de la cárcel, por la cabecera de las escaleras y por la entrada por donde el fuego de las armas había procedido para ver si las puertas de la cárcel estaban abiertas. Cuando el señor Talyor cerca de la entrada gritó, “lléveme;” seguí mi camino hasta notar que ninguna de las puertas tenía barrote, tomé al señor debajo de mi brazo, y pasamos por las escaleras hasta llegar al calabozo donde le tendí en el suelo y le cubrí con una cama de tal manera que no fuera percibido al regreso inmediato de la chusma. Yo le dije esto al señor Taylor que era una situación difícil tener que tenderle sobre el suelo, pero que si sus heridas no eran fatales yo quería que viviese para contar esta historia. Yo anticipaba que se me disparase en cualquier momento y me paré delante de la puerta a esperar el ataque. (Willard Richards, “Two Minutes in Jail,” The Nauvoo Neighbor, July 24, 1844)

La vida de Willard Richards fue protegida en cumplimiento de una profecía hecha por José Smith más de un año antes, en la que el profeta le había dicho que “llegaría el momento en que las balas pasarían volando a su lado pero que no le harían ningún daño”. (History of the Church, VI, p. 619).

2 – JOSÉ SMITH HIZO MÁS POR LA SALVACIÓN DEL GÉNERO HUMANO QUE CUALQUIER OTRO HOMBRE QUE HAYA VIVIDO EN ÉL, CON EXCEPCIÓN DE JESÚS

Fijémonos en D y C 135:3. ¿Qué tipo de contribución hizo José Smith para el bienestar del mundo y de los hijos de Dios?

José Smith, el Profeta y Vidente del Señor, ha hecho más por la salvación del hombre en este mundo, que cualquier otro que ha vivido en él, exceptuando sólo a Jesús. En el breve espacio de veinte años ha sacado a luz el Libro de Mormón, que tradujo por el don y el poder de Dios, y lo ha hecho publicar en dos continentes; ha enviado la plenitud del evangelio sempiterno, que el libro contiene, a los cuatro ángulos de la tierra; ha publicado las revelaciones y los mandamientos que integran este libro de Doctrina y Convenios, así como muchos otros sabios documentos e instrucciones para el beneficio de los hijos de los hombres; ha congregado a muchos miles de los Santos de los Últimos Días; ha fundado una gran ciudad y ha dejado un nombre y una fama que no pueden fenecer. Vivió grande y murió grande a los ojos de Dios y de su pueblo; y como la mayoría de los ungidos del Señor en tiempos antiguos, ha sellado su misión y obras con su propia sangre; y lo mismo ha hecho su hermano Hyrum. ¡En vida no fueron divididos, y en su muerte no fueron separados! (D y C 135:3)

De acuerdo a este versículo, ¿cuál fueron algunos de los mayores logros del profeta a lo largo de su vida? ¿Pueden pensar en otras cosas logradas por José Smith durante los 24 años que duró su ministerio? Por ejemplo, el Libro de Mormón, la verdadera naturaleza de Dios, la naturaleza de la Trinidad, la autoridad del sacerdocio, el Plan de Salvación, y las ordenanzas del templo.

D y C 135:3 nos dice que José Smith, el profeta y vidente del Señor, ha hecho más por la salvación del género humano que cualquier otro hombre que haya vivido en el mundo, exceptuando solamente a Jesús. ¿Por qué piensan que aparece una declaración tan osada en las escrituras? José Smith fue el instrumento para la restauración del sacerdocio, de las ordenanzas, de las doctrinas y de las escrituras, etc.; además, la restauración del poder sellador, los templos y la obra que se realiza en ellos. José Smith recibió, y luego confirió a otros hombres, las llaves necesarias para llevar a cabo la redención de todo el género humano, tanto de vivos como muertos.

Mediten sobre el significado de la muerte del profeta José y de su hermano Hyrum, y la influencia que este evento ha tenido en ustedes mismos y en la Iglesia desde el año 1844, y luego lean las siguientes palabras del presidente Stephen L. Richards:

¿Podría la causa que José Smith estableció haber perdurado y prosperado tan bien si no hubiera ocurrido el martirio? Por supuesto, la respuesta a esta pregunta debe ser pura conjetura, pero siempre me ha parecido que sin el espíritu del sacrificio – el cual es esencial en nuestra filosofía religiosa, y primordial en el éxito y triunfo de la obra – nunca se habría podido establecer tan firmemente sin este sacrificio supremo de su fundador. Al mismo tiempo, me parece sumamente extraño que aquellos que lo asesinaron no previeron eso, y que no hay ninguna forma más eficaz de sellar un testimonio que con sangre, y que no hay nada más precioso e inspirador que se le pueda dar a una causa que el sacrificio de la propia vida. Esa gente estaba totalmente ciega. (“Joseph Smith, Prophet-Martyr”, Annual Joseph Smith Memorial Sermons, Dec. 7, 1952, LDS Institute of Religion, Logan, Utah, vol. 1, p. 103)

¿Era necesario que José y Hyrum murieran para sellar sus testimonios? ¿Qué nos enseña Hebreos 9:16-17 sobre este punto? (Para que un testimonio se encuentre en vigor más allá de la vida del testigo, la persona debe ir a su tumba sin haber alterado su testimonio). En algunos casos esa muerte puede venir por vías naturales, o mediante un martirio como en el caso de José, Hyrum, y otros. ¿Qué enseña D y C 135:7 sobre el significado de la sangre de ambos en el suelo de la cárcel de Carthage? ¿De qué testifica esa sangre? (sobre la veracidad del evangelio sempiterno, de tal manera que el mundo no puede censurar. ¿Qué impacto debería tener el martirio en todas las naciones? (D y C 135:7). ¿Cuáles son las dos razones para el martirio que menciona D y C 136:39?

CONCLUSIÓN

Quizás esta semana sea una oportunidad apropiada para escribir sus sentimientos sobre José Smith y en cuanto a la manera en que él ha influido en sus vidas. Tal vez podrían dedicar una noche de hogar para analizar la obra y misión de este gran hombre. Ciertamente sus hijos deben saber lo que ustedes sienten al respecto, y espero que ellos hayan escuchado sus testimonios en cuanto a él frecuentemente.

Traducción por Gabriel Cánepa
La autorización para el uso de este artículo fue dada por LDS Living, http://ldsliving.com/


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Elder Russel M. Nelson: Jesús y la Expiación

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miércoles, 4 de septiembre de 2013

¿ QUE SIGNIFICA ELI, ELI, LAMA SABACTANI?


¿ QUE SIGNIFICA ELI, ELI, LAMA SABACTANI?


¿Son lengua maya, las palabras que cristo dijo a la hora de su muerte en la cruz?

Cerca de la hora novena Jesús clamó a gran voz diciendo: Elí, elí, elí, lamá sabactani. Esto es: Dios mío, Dios mío… por qué me has abandonado? Y luego: En tus manos encomiendo mi espíritu (dicen en las Iglesias que dijo Jesús en la hora novena, al momento de su muerte) En la misma Biblia, escrito está, que algunos de los que estaban allí decían al oírlo, está llamando a Elías, veamos si viene a liberarle. Más Jesús habiendo clamado otra vez a gran voz, entregó el espíritu. (Mateo 27; 46-50)

Juan, el evangelista sólo escribe que cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo “Consumado es…” y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu. (Juan 19-30)

Cuando era como la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. El sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por la mitad. Entonces Jesús clamando con a gran voz, dijo: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Y habiendo dicho esto, expiró. (Lucas 23; 44-46)

Marcos en su 15; 34-36 explica: Y a la hora novena Jesús clamó a gran voz: Eloi, Eloí ¿Lamá sabactani?, que traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado? Y coincide con Mateo que dando una gran voz expiró.

Lo extraordinario de esta última expresión de Cristo en la cruz, es que las palabras que emitió en la hora de su muerte, no son conocidas en ninguna lengua o idioma, porque corresponden a una antigua lengua muerta denominada NAGA o DANAGA de la India. Pero lo más extraordinario es que la lengua Naga o Danaga, es semejante a la lengua maya que hablamos actualmente. La supuesta lengua muerta permanece viva en la palabra de miles de mayas del sureste de México y de Guatemala.

Ignacio Magloni Duarte, escritor yucateco, en su libro “Educadores del Mundo” expone que “podríamos llenar un libro mencionando la exacta igualdad de las palabras en maya y en naga; bastémonos decir que todas las palabras usadas para interpretar tabletas antiguas en los templos de la India, son exactamente palabras del idioma maya hablado hasta ahora en Mesoamérica”.

La opinión de Magaloni se basa en el historiador Valmiki (siglo IV. A.C.) Que en la India antigua habían llegado a las regiones del Tibet, una raza a la que se llamó Naga-Maya “a civilizarlos”, y esto es histórico; porque después llevaron sus conocimientos a Babilonia, Acadia, Egipto y Grecia.

Según Magaloni Duarte no hay duda que el maya-naga de la India y el maya preamericano eran el mismo, porque hay innumerables escritos, leyendas y tradiciones en la India que así lo indican, como el caso de que naga significa serpiente y naga-maya es serpiente maya o sea el culto a la serpiente.

Los mayas llevaron sus conocimientos y enseñanzas al primitivo Egipto. Osiris predicaba la ciencia-religión de los mayas y Jesús predicó y enseñó palabra por palabra el proyecto de Osiris. Muchos mensajes son iguales o semejantes. De esta manera y a través de las escuelas herméticas del Tibet y Egipto, la lengua maya se constituye en lenguaje ritual del maestro. Aun así a muchos asombrará la afirmación hecha por Le Plongeón y otros grandes investigadores, según Magaloni, de que Cristo en la cruz habló en su lengua ritual.

Apoya la afirmación, el hecho bíblico de todo conocido que los evangelistas están acordes con una duda: nadie sabía a qué idioma o lengua atribuir las palabras Helí, Helí, Lamáh Zabac Taní, por lo que según ellos mismos hay que interpretar, y lo hacen, dos de ellos, Mateo y Marcos con amargura y frustración: Dios mío, ¿por qué me has abandonado?, mientras que Lucas con resignación justificada: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Juan que tampoco alude la lengua desconocida sólo escribe que Jesús al expirar alcanza a decir “Todo está consumado”.

Pues bien, no existiendo las palabras en ningún otro idioma del mundo antiguo ni moderno, en nuestra lengua maya, el idioma ritual de Cristo, cada una de las palabras tiene un significado y la frase formada, con todas las palabras juntas es grandiosa, coherente y digna del gran maestro crucificado por causa de la incomprensión humana del proyecto de vida con justicia y dignidad que proclamaba.

Magaloni Duarte, tomó del diccionario de Ticul, Maya-Español y leemos las palabras:

HELI: Significa, ahora, al fin, Ya. LAM-HA: Significa sumergirse. ZABAC: Se dice humo, pre –alba. (Un indígena maya al que interrogó le dijo que la palabra significa, además de otras cosas pardear el alba). TANÍ: Es una palabra compuesta de de tan, en presencia y ni nariz; Taní significa ante la nariz y obviamente equivale a lo que hoy decimos: ante la frente, en frente, en presencia de. La frase así organizada se traduce: Ahora (de) hundirme en la pre-alba de tu presencia.

Heródoto asienta en su Libro I-181: “Berosus, que fue un temprano sacerdote historiador babilonio dice: Los primeros habitantes de Babilionia fueron extranjeros de otra raza; esta raza trajo la civilización a Mesopotamia. Fueron llamados los Oannes de Hoa-ana, que significa en lengua maya Há: agua, y Na, casa, es decir, los que vinieron en barco”.

Berosus usó lenguaje maya para enseñar que los primeros colonizadores de Babilonia vinieron de la India en Barcos desde el Golfo Pérsico; y Valmiki y diferentes inscripciones en los templos, muestran una cadena de evidencias de que los primeros babilonios eran colonizadores mayas venidos de la India.

Visto así la globalización de la cultura, desde la visión cósmica comunitaria de nuestros pueblos meso americanos, que mantenían un proyecto de desarrollo alternativo al proyecto individualista occidental, con el cristianismo original dio una importante contribución al desarrollo de la humanidad. Y aún en estos momentos de profunda crisis de los valores, la visión maya, la alta tecnología y conocimientos unidos acortarían el viaje hacia la gran transformación del ser humano, que Jesús quería cambiar, para que cambien los reinos.

http://www.notisureste.com.mx/noticias/son-lengua-maya-las-palabras-que-cristo-dijo-hora-muerte-cruz-4490/